El objetivo del encuentro fue proponer transformaciones necesarias para alcanzar un modelo forestal sostenible que propenda el derecho al buen vivir de los humanos, sin pasar a llevar los derechos que debería tener la naturaleza en la Nueva Constitución, como preservación y conservación.
La primera exposición estuvo a cargo de Fernanda Salinas, doctora en Ecología e investigadora de la ONG FIMA, quien fue categórica al afirmar “el modelo actual no da más”, al comenzar a hablar sobre cambio climático sostenible y erradicación de la pobreza.
De acuerdo a Salinas los bosques nativos son especies únicas y cuentan con propiedades relevantes que nos obligan a conservarlos y protegerlos. No solo sostienen la vida del ser humano, sino que son parte del ecosistema, proveen agua pura, son el hábitat de la biodiversidad, controlan la erosión de los suelos y tienen la capacidad de recuperarse de manera espontánea en condiciones adecuadas y además son parte de la identidad de nuestra cultura y de nuestros paisajes.
“Debemos basar las políticas públicas en evidencias para favorecer el bienestar humano y evitar incentivos perversos que acentúan las consecuencias de los efectos del cambio climático”, agregó poniendo énfasis en la necesidad de tomar en cuenta los hallazgos de la ciencia para saber lo que es bueno para la comunidad, y no solo basarse en criterios económicos para la toma de decisiones.
Para poder desarrollar un modelo forestal que responda a las nuevas condiciones climáticas a las que nos enfrentamos, sería fundamental tomar en cuenta un manejo sustentable de los bosques y plantaciones, que además de conservar el ecosistema para futuras generaciones, pueda contribuir en la erradicación de la pobreza.
La académica de la Escuela de Geografía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Daniela Manuschevich también puso énfasis en la relación del manejo forestal sostenible con la erradicación de la pobreza. Según la encuesta Cadem de octubre, justo antes del estallido social, el 74% de la población creía que “hay que cuidar el medioambiente aunque signifique frenar el desarrollo económico”.
“Chile tiene una de las tasas de rentabilidad más altas del mundo, en relación al modelo forestal y las plantaciones. La capacidad que tienen las empresas forestales para determinar los precios haría que se genere un monopolio económico que va en desmedro de los pequeños productores”, señaló Manuschevich quien ha estado trabajando con comunidades campesinas de la novena región.
Si esa forma de producir en el campo sigue perdiendo legitimidad, la gente podría dejar de proteger los recursos porque no es válido. “Por qué la forestal puede ganar un montón de dinero talando bosques y rompiendo caminos y yo no. Los campesinos siguen viendo esta realidad y se ven presionado con regulaciones que no son iguales a las grandes empresas”, agregó Manuschevich.
Por su parte, el profesor Jaime Hernández de Ingeniería Forestal de Campus Sur habló de la importancia del equilibrio entre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, y equidad entre estos y el bienestar humano.
“Entre biodiversidad y servicios ecosistémicos debe haber un equilibro en la cuantía en que yo uso un recurso y tiene que haber un equilibrio con la oferta para que sea sostenible. Y por otro lago tiene que haber equidad, si estoy ofreciendo servicios ecosistémicos, debe alcanzar para todos por igual”, afirmó el profesor Hernández.
La discusión se emplaza cuando sopesamos los derechos humanos con los de la naturaleza y en la actualidad, el modelo forestal ha estado centrado en la provisión de materias primas para el bienestar humano y no en la preservación o conservación de los recursos.
“Desde el año 2005 estamos usando más recursos de los que tenemos. Claramente no hay equilibrio ni equidad. Pero como comisión en nuestra Facultad proponemos garantizar la existencia, mantención y regeneración de formaciones vegetales nativas para fomentar la provisión sostenida de servicios ecosistémicos forestales a escala de paisaje”, agregó el académico de Ingeniería Forestal.
El profesor Álvaro Gutiérrez, académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas, compartió con los asistentes varias reflexiones que ha rescatado de conversatorios y diálogos a los que ha podido asistir para debatir sobre la consideración de la Naturaleza en el proceso constituyente que está viviendo nuestro país en estos días.
“Es un momento ciudadano, una deliberación colectiva sobre cómo queremos nuestras propias vidas y cómo se insertan en la sociedad en que vivimos. Dentro de esta discusión debemos pensar sobre cómo incluimos a nuestros bosques en la nueva constitución”, es la invitación que hace el profesor Gutiérrez para reflexionar en medio de este cambio social.
“Cómo se vincula el buen vivir con los bosques, porque son sostenedores de vida. Más del 80% de la biodiversidad se sostiene en los bosques. Es material esencial para la vida moderna: papel, madera”, agregó el profesor Gutiérrez.
De acuerdo a las presentaciones en este seminario, un manejo forestal sostenible debe regular el uso de los bosques y plantaciones de forma que mantengan su biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y su capacidad para ser un bien en sí mismo y para la sociedad, sin causar daños a otros ecosistemas.
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Francisca de la Vega Planet – Periodista Campus Sur