Para resguardar la vida de estos ejemplares, INDAP junto a un equipo de investigadores liderados por Manuel Paneque, académico de la Universidad de Chile, dieron inicio al trabajo de creación de un banco de germoplasma para preservar las semillas de maíz que se cultiva en las áridas tierras de San Pedro de Atacama y sus alrededores, una especie única que ha logrado sobrevivir al clima extremo de la zona norte de Chile.
“Valorización y Resguardo del maíz, y su papel en la adaptación ante el cambio Climático” se llama el proyecto en el que ha participado la comunidad de campesinas y campesinos de la zona, quienes han entregado sus propias semillas a este container que se transformará en un banco de germoplasma, para conservar los ecotipos locales del maíz, los que se adaptan de mejor forma al cambio climático y ayudan en la soberanía alimentaria de esta comunidad.
Para el académico del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile, estas medidas se deben tomar ya que “el cambio climático está generando pérdidas de biodiversidad y la pérdida de biodiversidad va a una velocidad que es enorme y con la pérdida de biodiversidad, hay pérdida de vida y pérdida de futuro, es decir, lo que dejamos de tener hoy día, no lo vamos a tener mañana, por eso es importante resguardar ese material genético”.
“El material genético del maíz de San Pedro de Atacama que tienen las comunidades y que, de alguna manera es propio nuestro, es propio de ellos, es único, ya que está adaptado a condiciones que son únicas, las condiciones del Salar de Atacama son únicas, por lo tanto, tener ese material genético que está ahí, no solamente es necesario para las futuras generaciones de ellos, sino que probablemente nos va a servir para poder usarlo en otras regiones del país”, asegura Paneque.
El biotecnólogo ambiental explica que estas semillas servirán a futuro en todo el Planeta porque, en medio del cambio climático,”estas semillas se adaptan a condiciones que son únicas, que no las vas a encontrar en otra parte del territorio: es una aridez, es muy profunda, estamos hablando de uno de los desiertos más áridos del mundo, estamos hablando de una intensidad luminosa que es brutal, los cambios de temperatura que se dan entre la mañana y la tarde son muy altos, y tenemos los suelos que son ricos en boro, que son ricos que en arsénico, tienen condiciones bastante difíciles para la vida, pero de alguna manera este germoplasma ha crecido y se ha desarrollado”.
Que su tesoro no se pierda
Este trabajo se ha hecho de la mano con la comunidad que, de generación a generación, ha mantenido y resguardado la vida de este maíz, tanto así que es una tradición que una madre le regale a sus hijas e hijos semillas, como una manera de regalar cosechas a futuro.
“Para ellos la semilla tiene un valor muy importante porque es símbolo de vida, de la productividad, es símbolo de futuro: Resguardar semillas es trabajar para un futuro en común”, contó Paneque, quien destacó también el rol de las mujeres en este trabajo, ya que la mayoría de las organizaciones que resguardan estas semillas son de mujeres, “y eso te dice que no solamente las mujeres nos dan la vida a nosotros, sino que además, la mujer tiene una mirada muy especial y particular en lo que es la conservación y creemos que eso es también particularmente hermoso, cómo no solamente en otros lugares del mundo se da, sino también acá en el norte en Atacama, en este suelo árido, son la mayoría mujeres las que están interesadas en la conservación”.
En esta misma línea y con la intención de preservar de la manera más pura estas semillas únicas de maíz, el académico relata que la población de la zona “es muy celosa de que esta semilla no se mezcle, de que no se le pase a la gran industria, ellos quieren conservar su propio material genético y ellos tienen sus propios sistemas para sembrarlo y evitar que se crucen”.
La creación de este banco de germoplasma se suma a otros bancos de semillas que hay en el país, entre ellos, los bancos de semillas pertenecientes a la Universidad de Chile.
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Ma. Fca. Maldonado Wilson - Prensa Uchile