La enóloga Cecilia Guzmán hizo historia en 2017 al convertirse en la primera enóloga en convertirse en gerente general en el país. La ingeniera agrónoma, egresada de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile en 1995, ha participado desde fines de los noventa en la producción de vino en la viña Haras de Pirque y rápidamente fue escalando hasta asumir la gerencia.
“En proyectos relativamente pequeños, tú no te desligas de la producción y de las demás áreas. Es lógico, entonces, que [los dueños de la viña] hayan decidido nombrar a la enóloga como gerente, aunque no sea algo tan común. Uno le da una visión general, como producto, cualitativamente hablando”, reflexiona en entrevista con Alumni UChile. “En la transición, por cierto, me preparé para ser una gerenta adecuada y realicé un magíster de Ingeniería Industrial”.
Egresada de Antumapu con su mención en Enología, Cecilia Guzmán reconoce que la vocación por el vino de calidad fue algo que descubrió en el camino, mientras estudiaba Ingeniería Agronómica.
“En ese tiempo, a principios de los noventa hubo un nuevo boom de la industria vitivinícola chilena, como el que hubo en los sesenta o en los setenta. Muchos proyectos se crearon o se renovaron. Mi generación tuvo mucha suerte porque salimos prácticamente sin experiencia a aprender mucho en las bodegas, en buenos puestos. Quedamos a cargo de proyectos de bodegas a poco andar, lo que hoy es distinto porque la cantidad de viñas o proyectos vitivinícolas en Chile es limitada”, revela.
Vinos sustentables, con sabor a Pirque
Guzmán ha estado trabajando en viñedos desde 1995. Cuatro años después llegó a Haras de Pirque, donde, salvo un receso mientras hacía un Magíster de Viticultura y Medioambiente en Francia, se ha mantenido hasta la fecha, primero como enóloga de la bodega, luego también a cargo de la viña.
Los vinos de Haras de Pirque, que se venden principalmente en los mercados de Japón, Italia, Brasil y Estados Unidos, se han promocionado con el eslogan de “vinos con sabor a Pirque”. Para Guzmán, se trata de una frase que representa origen. “Cada lugar te da ciertas características especiales en las distintas cepas. La idea es que sepas que estás abriendo una botella que se produjo en Pirque. Como tal, son vinos de guarda, de estructura, con notas especiadas, frescos. Vinos de calidad”.
En el viñedo, incluyendo el restaurante y las opciones de turismo asociadas, trabajan 38 personas. “Es un viñedo orgánico, certificado como tal desde 2016. Estamos muy enfocados a la sustentabilidad y eso nos da cierta diferenciación, así como la certificación de Wines of Chile, la asociación de vinos del país. Al aplicar estos conceptos tanto en la bodega, en la viña y en la parte administrativa, te puedes certificar y tener un código de sustentabilidad que provoca que nos reconozcan a nivel mundial. Nos permite trabajar de manera ordenada, con foco en medioambiente y en las personas”, apunta Guzmán.
Aunque no le otorga un valor especial al hecho de ser la primera mujer enóloga gerente general en Chile, asegura que es crucial que una empresa haya diversidad: “Creo en el trabajo en equipo, donde estén todas las miradas de hombres y de mujeres. Ese complemento genera mucha sinergia y hace que los proyectos sean exitosos”.
Un contacto que permanece
De sus estudios en la Casa de Bello, entre 1991 y 1995, la ingeniería agrónoma recuerda con especial afección que la universidad le mostró “una visión general de lo que es Chile realmente: distintas realidades, una amplitud de miradas en los profesores y en el alumnado”. “En esta universidad te expandes, te lleva a conocer más allá y a tener otras inquietudes. Eso me ha servido en mi carrera profesional”, agrega.
La enóloga, que es parte de la red Alumni de egresadas y egresados de la U. de Chile, manifiesta que sigue vinculada de alguna forma a su alma mater “a través de la gente que trabaja conmigo, de las charlas que se hacen, de contactos con el profesorado, y de estudiantes que han hecho sus prácticas o tesis” en la viña que gerencia. “Ese contacto con la Chile no muere, permanece”, concluye.
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por Julio Olivares