“Lo primero que queríamos saber era si se adaptaba la especie”, comenta sobre la moringa María Loreto Prat, académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas. Y así fue. Con los permisos especiales del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), el equipo de investigación encabezado por la académica comprobó que esta planta, que posee múltiples propiedades, sí puede cultivarse en nuestro país.
Con este primer paso fue que se obtuvo un permiso para que los agricultores puedan traer sus semillas al país y cultivarla, pero, ¿por qué sería beneficioso hacerlo?
Tal como explica la profesora Prat, esta planta, en primer lugar, “tiene bajos requerimientos hídricos”, además de constituir una alternativa alimentaria por sus altos índices de proteína.
La académica supo de la Moringa por un grupo de investigadores con los que trabaja que ya la habían cultivado en Tucson, Arizona, Estados Unidos, tras lo cual nació el interés de traerla a la Facultad y comenzar las pruebas.
La moringa como una alternativa que ya se consume en otras latitudes
Si bien es originaria de la India, explica la académica, se cultiva principalmente es un cultivo que se da muy bien en África, a lo que se suman plantaciones comerciales en Costa Rica y en Perú.
De la planta, detalla Prat, las hojas son su principal suministro, dado que “contienen mayor cantidad de proteínas que otras hojas de otras especies, lo que hace importante por ejemplo para la fabricación de harinas, tanto para consumo humano como para animales”.
En tanto, las semillas contienen aceite que también es rico en proteínas, además de los frutos, que también “se pueden comer como porotos verdes, porque produce una vaina larga que se puede cosechar verde y que puede incluirse en las ensaladas. Incluso las hojas se pueden comer como quien se come una lechuga”, convirtiéndola en una importante alternativa nutricional.
Las potencialidades de traerla a Chile
Para la académica, la moringa constituye una excelente alternativa para mejorar la alimentación de los chilenos, tal como lo son otros productos que están estudiando en la Facultad de Ciencias Agronómicas, como los nopales.
Como una forma de que puedan convertirse en una alternativa, plantea la académica, hay que estudiar más en profundidad “los componentes nutricionales que tiene esta especie”, en relación a los resultados de su cultivo en nuestro país.
Asimismo, plantea la profesora Prat, sería importante el trabajo colaborativo con alguna empresa que pudiera comercializar los productos derivados de la moringa, que no sólo serían para el consumo humano, dado que “ya hay interés por la industria de la alimentación de peces para ver si la proteína que genera es susceptible para alimentar también animales, entonces podría ser un producto también para ese tipo de mercado”.
Galería de fotos
Texto: Francisca Palma / Fotografías: Gentileza profesora María Loreto Prat.